jueves, 15 de diciembre de 2011

La Universidad II

Sétimo ciclo de Derecho, me matriculé en turno noche, para empezar a chambear, fueron días ajetreados, estudios, nuevo trabajo, nuevo traspiés, si como dice la canción de Rocio Durcal, “una vez te perdoné por ser joven e inocente”, volví en esas fechas con mi ex, como siempre todo al inicio es bello, pero bueno, ese tema lo tocaré después, son lecciones de vida.
Ese ciclo llevé uno de mis cursos preferidos, Obligaciones, con el temido Dr. Ojeda, todos me hablaban de él como si fuese un ogro, gran sorpresa me llevé, al ver un docente muy serio, pero con una fluidez en la enseñanza, digna de sacarse el sombrero. También llevé Derecho Bancario, que fue un curso tan fructífero, que no recuerdo absolutamente autor alguno de esa materia (super fail!), recuerdo haber sido delegada del curso de Derecho Procesal Constitucional, que por el sólo mérito de ser delegada era punto de preguntas de parte del docente al inicio de cada clase (snif, snif).

Rápidamente llegué al octavo ciclo, llevando Tributario I, con el Dr., que en cada clase nos auguraba la muerte, “Van a morir”, nos decía a cada momento, fue una etapa en que empecé mi lado esquizofrénico, para esas fechas ya trabajaba en otro lugar, muy bonito y ameno, en las cuales hice unas amistades geniales. Otro curso interesante de esas fechas fue pues Procesal Penal, la doctora con métodos revolucionarios nos hizo aprender los procesos tanto en nuevo código, como en el antiguo, fue tan bizarro, pero al final aprendí!.

En noveno ciclo, al haber realizado cursos de veranos, pues siempre estaba cansada, y encontraba consuelo en los tan cómodos sitios de la biblioteca (la extraño!), en las que previo a entrar a clases me daba una rica siestita. En ese ciclo lleve un curso llamado Derecho Internacional Público, el que me hizo sufrir, pero terminó en una historia feliz muajajá, otro curso simpaticón fue Derecho de Sucesiones con la Dra. Vigil, me hizo recordar mis épocas de colegios por el orden que pedía, pero para qué, una excelente docente. Décimo ciclo, este ciclo fue de la revolución, ya que por inconformidad con un docente lograron cambiarlo por otro Dr., el Dr. Valdiezo fue en su reemplazo, el que nos hacia orar al inicio de cada clase, una persona con valores muy fuertes, y con una personalidad altruista, una persona intachable definitivamente. Y antes que me olvide en ese ciclo también lleve Filosofía del Derecho, curso del que terminé de consolidar mi amor hacia mi carrera, un excelente curso.

Paralelamente a este ciclo, viví una hermosa y única experiencia, el momento en que se dio mi conversión y que me llevo a tomar muchas medidas entre ellas, decir adiós a mi querido "rebelde", el que hacía ya un año “perdonado”, además del hecho que había ciertas circunstancias que me pronosticaban que el indultado, había vuelto a cometer una fechoría, con los mismos cómplices, la misma “victima”¿?, y los mismos cargos. Así que declaré mi inhibición sobre ese caso, di un paso al costado y seguí con mi vida.

Onceavo ciclo, formándose ya el grupo para la promoción, consolidando amistades, estudiando como locos, aunque al ser ciclo verano fue un vacilón, recuerdo con gran nostalgia el curso de Comercio Internacional, cada clase era explotar mi imaginación al máximo, para idear casos con los presupuestos que el Dr. Solimano daba y preguntar una y mil veces, aunque al comienzo no fue tan bien, terminé con una de las mayores notas, un curso que no lleve de forma placentera fue Derecho Municipal, la falta de puntualidad y la redundancia de los temas no me fue muy inspirador que digamos, otro curso con ciertos exabruptos fue Patrimonial, que miedo al comienzo no entendíamos nada, al pasar el tiempo y entender la dinámica del docente, fue llevadero. Y como olvidar al Dr. De Derecho Genético, tan lindo, un docente con una edad algo avanzada pero muy ameno.

Finalmente llegamos al doceavo ciclo, y antes de iniciarlo, otra vez citando a la excelentísima Durcal, “otra vez te perdoné, tú ya eras reincidente”, luego de un relato que el reincidente me contó, una narración sobre altruismo, tristeza y compasión, se me pidió el derecho de gracia y otra vez la concedí, ergo retomé una especie de "reconquista" con el reincidente, empezando desde cero y que aparentemente siempre quedo en aquel número.
Este ciclo académico, fue el mejor, compartí con grandes amistades, vivimos momentos de tensión, como el curso de Practica de Procesal Civil, al exponer un expediente, los cursos entrañables fueron Derecho Internacional Peluche, digo Privado, en el que aprendimos como dijeron por ahí la norma extranjera, internacional, extraterrestre (@.@), el curso ameno fue Concursal, que con la capacidad del docente de dictar la cátedra con los ojos cerrados, caminando y sin tropezarse nos demostró sus habilidades psíquicas, también un curso difícil de olvidar es prescripción y caducidad, en el que curiosamente todo el salón obtuvo casi el mismo promedio.

Y llegó el día de egreso, en el que lo celebramos con una batucada, un hermoso compartir, posterior a ello, el día tan esperado de mi graduación, compartiendo con mis mejores amigos, mis seres queridos, mi familia, fecha que aún me emociona recordar, claro, di las palabras de bienvenida, y aunque me equivoque en el nombre de un padrino, y me olvide un par de líneas, felizmente con el don de la improvisación y mi gestualidad controlada, esos errores pasaron desapercibidos. Actualmente enrumbada en mi mayor proyecto, mi titulación por sustentación de expedientes, sé que me costará pero amo los retos.

Y para dar por terminado esta etapa, también parafraseando a Rocío, “fue la tercera la vencida, lo juro por mi vida, y yo no soy de jurar”, una realidad se mostró ante mis ojos, y antes de caer en el masoquismo, se aclaró UNA verdad, y digo Una, ya que una vez escuche una frase para pendeivis, que decía: “Existen tres verdades, la tuya, la mía y la de terceros”, a lo que puedo decir, sólo existe una verdad con diferentes interpretaciones, pero solo hay una, lo demás son tergiversaciones. Siguiendo con la línea para evitar el masoquismo y perturbar mi paz, dije al mismo estilo de Sabina, Adiós, "este adiós no maquilla un hasta luego, este nunca no esconde un ojalá, estas cenizas no juegan con fuego, este ciego no mira para atrás, este notario firma lo que escribo, esta letra no la protestaré. Ahórrate el acuse de recibo, estas vísperas son las de despuéa a este ruido tan huérfano de padre, no voy a permitir que taladre un corazón podrido de latir, este pez ya no muere por tu boca, este loco se va con otra loca, estos ojos ya no lloran más por ti".

Hay algo que todos tenían razón la Universidad además de enseñarte los cursos de tu vocación, te enseña a comprender, a querer, a odiar, a rechazar, a esperar, a llorar, a mentir, a creer, a perdonar, pero sobretodo te enseña a perseverar, en la vida, en tus sueños, en tus amistades y tropiezos, te enseña más de lo que uno puede esperar.



domingo, 20 de febrero de 2011

La Universidad

Hoy después de mucho tiempo me volví a animar a escribir, y lo primero que se me ocurrió escribir fue de mi querida universidad, obviamente no pienso hacerle publicidad, sino por el contrario tal vez desfogarme un poquito sobre algunas vivencias en este lugar donde se aprende más de lo que uno espera.

Agosto del 2007, ingresé a la carrera que siempre quise: Derecho y Ciencias Políticas (en el siguiente orden seguía psicología y luego ciencias de comunicación), la primera semana conocí a personas muy lindas, algunas de las cuales aún me mantengo en contacto, otras por el contrario no sé qué será de ellas; bueno esa semana fue algo agitada pues debimos empezar un miércoles que luego fue postergado a un lunes.

Y llegó el lunes, salí temprano, llegué puntual se dieron las primeras clases, las primeras tareas, y mi ánimo de superación despertó, (en la escuela fui una alumna promedio, sólo sacaba buenas notas en los cursos que me interesaban), empecé a estudiar harto, a hacer los trabajos de la mejor manera posible y cumplir con las tareas, fui delegada del curso de introducción al derecho y trataba de hacerlo todo bien, y es en ese ínterin que conocí a quien fue mi primer enamorado, relación conflictiva y borrascosa que terminó cuando debía terminar, que puedo decir sobre ello, aprendí cuándo confiar o no en las personas, a ser lo más sincera posible con mis sentimientos y emociones y sobre todo aprendí a creer en mí misma.

En segundo ciclo conocí a mi gran amiga Sayda, mi mejor amiga, espectacular mujer, con un genial sentido del humor y con un apetito igual que el mío, con ella entendí como una amiga se puede convertir en una hermana, ese ciclo fue el primer ciclo verano de adelanto que realicé, que tuve como profesor al gran Dr. Meneses Caro, que nos enseñó los orígenes del derecho civil cual profesora de primaria enseña a sumar a sus pequeños alumnitos, ese ciclo tuve mi primer padecimiento académico con lógica jurídica (grgrgr), otros chicos padecieron con matemática jurídica y algunos hasta con biología, curso que me encantó, algunas veces veíamos C.S.I.!!

Tercer y cuarto ciclo puedo decir que fueron mi gran bajón, la existencia de algunos cursos complicados como Derecho Romano con el Dr. Geldrés (que tuve que memorizarme las clases 2 semanas antes del examen, sino, no la hacía!!), un curso que nos hizo sufrir tantito fue el de Historia del Derecho Peruano (que hubo asuntos lúgubres para algunos), Acto Jurídico con el Dr. Beltrán Pacheco (que cual propaganda de curso de ingles, nos hizo llevar todo el curso en un mes y dos semanas) en ese momento todos extrañaron al Dr. Soto Coaguila, Economía Jurídica, fue un curso que también hizo sollozar a mas que uno, y lo que más recuerdo de esa época, fue que en los finales de cuarto ciclo me dio varicela (virus del mal, tuviste que esperar 18 años para molestarme!!) y que incluso contagié al hijito del profesor de Constitucional el Dr. Velásquez, ups!!.

Quinto Ciclo, mi 2do verano adelantado, recuerdo que conocí a Sandrita (mi compinche, como alguien nos decía por ahí), empecé a relajarme, ese verano hice más tonterías, como ir a tomar a las 10 a.m (que torreja!), haciéndome la mala me tire la pera unas cuantas veces, y me enchanché por mi amor a la comida chatarra. Ese ciclo llevé Derecho Administrativo con el Dr. Maurate, que siempre lo veíamos en las noticias, también conocimos el miedo con la Dra. Sharon Alvis, que nos enseñó Derecho Comercial, una Dra. súper estricta, así también llevamos Derecho Reales con el Dr. Anderson, una clase muy dinámica y que nos hizo aprender de la manera más simple la diversidad de los derechos reales.

Sexto ciclo, mi último ciclo en el turno mañana, momento en el cual ocurrió la primera pérdida de algunos valores incólumes como el no plagiar (la necesidad me llevó a ello, es imposible aprenderse de memoria toda la ley 27444!!), también recuerdo que en la clase de ética jurídica tuve que contar un chiste algo subido de tono por habérselo contado a mi compañera de carpeta y el profe también quería escucharlo, en derechos reales de garantía volví a llevarlo con el Dr. Anderson, recalco una vez más, una excelente cátedra.

Y llega el sétimo ciclo para el próximo post…
Panda - Disculpa los malos pensamientos, la música q escuchaba en el 2007

miércoles, 19 de agosto de 2009

“Uno ve lo que quiere ver”

“Uno ve lo que quiere ver”
Dice una frase popular, pero en verdad qué quiere decir, pues para mí, significa, que una persona se encuentra “cegada” por diferentes factores, por sus propias ideas, deseos, o prejuicios. Creo que a muchas personas nos han dicho esta frase, y estoy casi segura, que no le dimos mayor importancia, pero cuando estamos del otro lado, es decir, cuando vemos a una persona, que se ciega a ver la realidad, nos sorprenden sus actitudes, y nos preguntamos, ¿somos así?, y lamentablemente si, somos así, toda persona es terca, algunos más otros menos, pero somos así, es triste.

Volviendo a la frase, y como siempre digo hay que verlo de otra perspectiva, tal vez uno no ve lo que uno quiere ver, sino uno ve lo que se nos es más fácil creer, muchas personas nos muestran, determinados comportamientos, y creamos una imagen o idea, sin embargo cuando esta persona se muestra rotundamente diferente, no creemos eso, o si nos dicen algo pues es igual, nuestra mente, ya tiene una imagen, que cree ser la correcta, mucho influye el orgullo de la persona, ya que aquella persona orgullosa, le costará admitir que se ha equivocado, o también puede pasar en aquella persona que es muy crédula, le costará aún más que una persona orgullosa aceptar la verdad. Mucho tiene que ver esto, con lo que escribí anteriormente “La mentira”, uno ve lo que quiere ver, puesto que eso los hace feliz, obviamente si algo nos hace feliz, nos aferraremos a ellos y trataremos que perdure, un ejemplo, si tenemos un trabajo que nos paga bien por pocas horas, seremos felices, más que felices, estaremos resplandecientes todo el día, y luego se descubre que se ha estado trabajando en algo ilegal, pues la persona no querrá creer eso, dirá que es una confusión, e inventará cualquier otra idea, para no chocarse con la realidad.

Ya finalizando, puedo decir, que muchas veces nos engañamos a nosotros mismos, por no querer sufrir, por querer ser felices, pero ¿qué es ser feliz?, bueno eso lo dejaré para más adelante. Somos seres tan complejos que preferimos vivir en el engaño para poder ser felices.

martes, 18 de agosto de 2009

"Una mentira que te haga feliz vale más que una verdad que te amargue la vida."




"Una mentira que te haga feliz vale más que una verdad que te amargue la vida. "

Dice una canción del cantautor Ricardo Arjona, trovador, compositor, entre otros, para algunos un grande para otros, un cantante más.



Cuando leí esto, la verdad que me indignó, soy una de las personas que odian las mentiras a morir... sin embargo, me pareció un poco hipócrita ese sentimiento, pues la realidad es que todos mentimos, en algún momento, para bien o para mal, pero lo hacemos. Luego decidí meditar un poco respecto a eso, me fastidie, porque por fin una persona me abrió los ojos ante toda esta sociedad, que tiene como valores principales el no mentir, un valor realmente utópico, TODOS hemos mentidos, desde que éramos pequeños, incluso hay enfermedades patológicas, la mitomanía, en que consiste ésta, pues en falsear la realidad para hacerla más soportable, muchas veces creyendo su propia mentira.

Estamos rodeados de mentira, que el que alguien no mienta, es inusual, aunque hasta ahora no conozco alguien que no haya mentido. Tenemos mentira en los políticos, en la familia, en la pareja y en los amigos, sí, los amigos también mienten, puede ser para hacernos sentir mejor, o para convertirse en enemigos, pero mienten. ¡Oh mentira!, elixir de la existencia humana.

Viéndolo desde otra perspectiva, la mentira es aquel producto de la imaginación del ser humano para mejorar o empeorar algo, más poético, ¿no creen?, tal vez la mentira no sea tan mala como la pintan, sin duda alguna la mentira ha sido demonizada, sí, sé que la mentira puede causar mucho daño, o sufrimiento, créanme, lo sé, pero eso pasa, al final la verdad sale a la luz, entonces por qué tanto drama por la mentira, si creemos que nos mienten, pues ¿qué vamos a hacer?, el buscar desesperadamente la verdad, nos llevará por caminos errados y luego terminaremos mas confundidos que antes, bah!, eso sí, ante una sospecha de mentira, hay que ser cuidadosos con aquellas personas, y mantener como quien dice, "su distancia", si es nuestra pareja, igualmente, aunque es dificil ser justos con lo que uno quiere, pero nada perdemos con intentarlo, asimilemos, somos y seremos, creadores y creedores de mentiras. Al fin y al cabo la mentira es tan común como un estornudo.